Corrupción ambiental en México: nuestro problema común
Si bien se han llevado a cabo esfuerzos para conservar los bosques en todo el país, la tala ilegal no ha parado y aunque parezca lo contrario, todos somos responsables
Luis Ortega Argüelles, junio de 2019

Muchos países en desarrollo, que comúnmente tienen bajos niveles de libertad de expresión, de información y de leyes sufren de altos niveles de corrupción. Esta corrupción llega a dimensiones ambientales, donde ocurre el tráfico de madera proveniente de tala ilegal de bosques a pesar de las consecuencias en los ecosistemas, la biodiversidad e incluso en la comunidad, tal como menciona Elena Gaita en un artículo publicado en Transparency International.
Una nota del World Economic Forum indicó en 2017 que mientras que en países en desarrollo como Brasil o el Congo se están perdiendo grandes cantidades de superficie forestal, en países occidentales ricos ocurre lo contrario. La razón de lo anterior es que, en los países más desarrollados, se ha hecho conciencia de los beneficios que trae un medio ambiente en buenas condiciones. Por otro lado, en países en vías de desarrollo, como es el caso de México, existen múltiples prácticas que obstaculizan la conservación.
Sergio Monjardín y su equipo de investigación establecen en su artículo "La deforestación y sus factores causales en el estado de Sinaloa, México" causas primarias y causas secundarias de la deforestación. Las causas más importantes son la expansión agrícola y la extensión de la infraestructura, las cuales son ejemplos de causas primarias, impulsados principalmente por los factores demográficos y económicos, que son algunos ejemplos de causas secundarias.
A pesar de lo anterior, muchas veces se omite una práctica de extrema importancia que posibilita la deforestación y la tala para la venta ilegal de madera: la corrupción. La corrupción cuenta con sus dos caras de la moneda, donde, por un lado, hay gente que hace la demanda y por el otro, hay gente que hace la oferta. En medio de este mercado, puede también existir quien lo facilite (posiblemente dueños de tierras o autoridades que se hacen de la vista gorda).
Podría asegurarse que a nivel de gobierno sí existen casos de corrupción, pues los intereses de los funcionarios muchas veces van por encima de la ley o por encima de los esfuerzos de conservación ambiental. Un ejemplo reciente es el visto en el arranque de la obra de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, proyecto propuesto por el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Fanny Miranda dio a conocer en una nota de Milenio que el pasado 2 de junio se dio la autorización para comenzar la construcción de dicha refinería. A pesar de ello, la Secretaría de Energía no presentó la manifestación de impacto ambiental (MIA) a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente. Para llevar a cabo la obra, se necesita entonces recurrir a talas ilegales, en este caso, de especies protegidas como lo es el mangle. ¿Dónde está la aplicación de la ley?
Pero en estos últimos días, no hubo únicamente noticias sobre talas ilegales a manos de instituciones del gobierno o de funcionarios. La corrupción también puede ser practicada por el sector privado, cuyos principales representantes son las empresas.
Por ejemplo, hace un par de meses, diversas organizaciones civiles hicieron una denuncia contra Farmacias del Ahorro, empresa responsable de la tala de grandes cantidades de árboles con el fin de tener espacios para estacionamiento. Quienes denuncian, aseguran que dicha tala se llevó a cabo sin los permisos necesarios y acusan de corrupción.
Es importante recordar, que muchos de los actos de corrupción pueden darse para agilizar procesos o para evitar que las autoridades molesten a las empresas cuando llevan a cabo algún acto ilegal, como puede ser el caso de tirar árboles injustificadamente.
No obstante, el gobierno y las empresas no son los únicos responsables de los actos de corrupción que contribuyen a la deforestación y por los cuales se lleva a cabo la tala ilegal en el país.
Desde hace más de una década, la zona forestal del Ajusco en la Ciudad de México ha sido explotada de manera ilegal e insostenible. Héctor Paredes, un talador ilegal, compartió en una entrevista con Óscar Balderas que lo único necesario para llevar a cabo estas prácticas de manera clandestina, es contar con unos cuantos billetes para que la policía esté de su lado.
Dicho talamontes declaró también que en los últimos operativos se han clausurado algunos aserraderos, pero ninguna persona ha sido detenida, pues los mismos policías dieron aviso previo. Por más increíble que parezca, actores de estas prácticas de corrupción, ya sea que lo sepan o no, son personas adineradas que buscan ahorrarse hasta un 50% de los gastos.
Pero, ¿hay algo que indique la raíz de todo el problema? Bottazzi y Dao concluyen que los gobiernos con débil legitimidad muestran una capacidad limitada para mantener localmente sistemas sustentables de manejo forestal, mientras que Kaufmann asegura que aquellos con altos niveles de gobernabilidad (concepto que incluye la estabilidad, la ausencia de violencia, la efectividad y el control de la corrupción) se asocian con bajos niveles de deforestación ilegal.
De acuerdo con Transparency EU, a pesar de que existen esfuerzos para la conservación y para combatir la corrupción, cuando no se tiene un entendimiento profundo de la corrupción y no se fortalecen las medidas para abatirla, es muy probable que las estrategias anticorrupción fracasen. Por otro lado, tal como se menciona en el libro Forests and Rural Development de Jürgen Pretzsch, cuando no existen derechos de propiedad formales, o las instituciones y regulaciones no son serias, se comienza a dar una serie de arreglos informales de propiedad, dentro de los cuales, está la tala ilegal.
México, dentro de todas las prácticas de corrupción que tiene, sufre de corrupción ambiental. Casos como los anteriormente presentados son solo un ejemplo de lo que ocurre en materia forestal. Estos actos de deforestación y tala ilegal, incentivados por la corrupción e impunidad tienen costos importantes para toda la sociedad.
Es importante mencionar que este no es motivo para perder las esperanzas, sino una alerta a ser parte del cambio desde cualquier posición en la que nos encontremos y a seguir de cerca las decisiones que tome la administración actual en los próximos días con relación a estas problemáticas.